Escribe: Raúl Diez Canseco Terry *
Una semana en Alemania, específicamente en Berlín, visitando instituciones prestigiosas como la Konrad Adenauer y conversando sobre el futuro de la democracia en Europa y América Latina, me permite volver la mirada a nuestro país para señalar, luego de la marcha que tuvimos, la urgente necesidad de pasar la ola de división y violencia para trabajar en una visión consensuada del desarrollo.
El Perú necesita con urgencia recuperar el crecimiento económico para generar empleo y ayudar a la gente a salir de la pobreza. Esta visión de crecimiento pasa por incorporar las variables de equidad social y sostenibilidad para convertirlo en un desarrollo inclusivo.
Nadie puede negar que en las últimas tres décadas nuestro país experimentó un crecimiento económico significativo. Sin embargo, este progreso no ha sido equitativo y ha dejado atrás a una parte importante de la población: los pobres. Para construir una sociedad más justa y próspera, es fundamental atender las necesidades de los sectores más vulnerables mediante una propuesta que tenga consenso en los actores productivos y sociales.
La economía social de mercado, modelo que ha sido exitoso en Alemania, puede brindar valiosas lecciones para el desarrollo de nuestro país. Este enfoque combina los principios de la economía de mercado con una atención especial a la justicia social y la solidaridad; la idea es generar un equilibrio entre el crecimiento económico, la sostenibilidad ambiental y la equidad social.
Es un modelo que reconoce la importancia de la competencia y la libre empresa, pero también promueve un sistema de protección social sólido y políticas redistributivas. Al aplicar este enfoque en el contexto peruano —y ese es el reclamo que hemos escuchado en las calles— es esencial priorizar la inversión en educación, salud y vivienda para los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
La educación de calidad es la clave para romper el ciclo de pobreza y proporcionar igualdad de oportunidades a todos nuestros compatriotas. Además, es fundamental priorizar la paz social, atraer nuevas inversiones y tener un Estado eficiente, centrado en brindar servicios de salud, educación e infraestructura adecuados. La creación de la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN), recientemente anunciado, es un buen primer paso.
Berlín, con su historia marcada por el muro que dividió la nación y su posterior caída, nos enseña una lección poderosa: los muros deben caer si queremos fomentar la unidad y construir la concordia entre todos. En el Perú, la desigualdad y la exclusión se han convertido en muros invisibles que dividen a nuestra sociedad y obstaculizan el desarrollo colectivo. Es fundamental derribar estos muros mentales y sociales a través de políticas inclusivas y un compromiso real con la equidad social.
Para lograrlo, es necesario fomentar la participación ciudadana y fortalecer los mecanismos de diálogo y concertación entre los diversos actores de la sociedad. La colaboración entre el Gobierno, la empresa privada, la sociedad civil y las organizaciones internacionales es esencial para diseñar e implementar políticas públicas efectivas que promuevan la equidad social.
Los líderes políticos y las élites económicas deben asumir su responsabilidad en la reducción de la desigualdad y la promoción de la equidad. El compromiso con el bienestar de todos los peruanos debe ser prioritario sobre los intereses particulares.
Alemania es una ventana de centrismo político que permite mirarnos con esperanza. La economía social de mercado puede servir como modelo, enfatizando la importancia del desarrollo con justicia social y solidaridad. Solo así podremos construir un Perú más inclusivo y próspero para todos. Felices fiestas patrias, queridos compatriotas.
* Ex primer vicepresidente del Perú.