En busca del sueño peruano
  • 11 de febrero 2025

Escribe: Raúl Diez Canseco Terry*

 

América despierta. Con estilos distintos, pero siguiendo un mismo hilo conductor que muestra resultados concretos, Nayib Bukele en El Salvador, Javier Milei en Argentina y Donald Trump en Estados Unidos vienen transformando sus países con autoridad y liderazgo.

En el caso del presidente Trump, en sus primeros treinta días de gobierno, viene cumpliendo fielmente con su agenda de campaña: control migratorio, seguridad, volver a traer inversiones; en suma, recuperar América para los americanos.

En Ecuador, con el presidente Noboa ganando la elección y pasando a segunda vuelta, se aseguran los nuevos vientos que corren en la región. Latinoamérica está cambiando y quiere gobiernos que terminen con la inseguridad, el descontrol y la corrupción. La falta de autoridad erosiona la confianza de los ciudadanos, aleja las inversiones y, consecuentemente, frena el desarrollo.

Todos estos líderes que hoy están moviendo la región hacia el lado virtuoso vienen del mundo del emprendimiento, donde son exitosos representantes en los diferentes rubros que han desarrollado. En cualquier parte del mundo, la gente busca que ese éxito en el mundo privado se traslade al sector público con un liderazgo firme que restablezca el orden, la disciplina y el respeto por la ley, elementos esenciales para la estabilidad y el progreso.

Los ciudadanos vienen comprendiendo que hoy en día un verdadero liderazgo debe combatir la delincuencia que paraliza la actividad económica y garantizar la seguridad de los emprendedores, protegiéndolos de las extorsiones, amenazas y atentados que enfrentan por el simple hecho de trabajar. Esto lo sabemos de sobra quienes hemos sufrido en el pasado el atentado de bombas criminales en las puertas de nuestros emprendimientos. La respuesta que dimos en ese momento sigue siendo vigente: “Somos peruanos. Déjennos trabajar en paz”.

Lo que están haciendo estos países es enseñarnos que se torna impostergable una reforma migratoria efectiva que garantice que quienes residen en el país lo hagan legalmente y contribuyan al bienestar nacional. La ley debe respetarse. Solo en un contexto de seguridad y confianza podremos atraer inversión privada, tanto nacional como extranjera, y reactivar el crecimiento económico. Para ello, es necesario eliminar trabas burocráticas y brindar facilidades a los emprendedores que generan empleo formal y bien remunerado.

El ejemplo de El Salvador, donde Bukele ha restaurado la confianza y atraído 4,5 millones de turistas; de Argentina, donde Milei está corrigiendo distorsiones económicas arraigadas; del presidente Trump, quien está realizando acciones que no se habían visto en tanto tiempo en su país; o de Noboa, quien, en menos de un año, viene probando que es posible reencaminar un país, demuestra que el cambio es posible con decisión política y liderazgo.

En 2026, el Perú tendrá una nueva oportunidad electoral. Será una ocasión —quizás la última que tengamos— para sellar una tendencia que se empieza a consolidar en la región. Ojalá el Perú vote en estas próximas elecciones para formar parte de esa lista virtuosa, que se comienza a sentir en Las Américas. Dependerá de todos nosotros ir en busca del ansiado sueño peruano.

 

(*) Ex primer vicepresidente del Perú.

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