Escribe: Raúl Diez Canseco Terry*
La tecnología está cambiando el mundo. La adopción tecnológica de las empresas transformará las tareas, los trabajos y las habilidades humanas. La toma de decisiones en las organizaciones económicas, sociales y políticas tienen hoy un componente tecnológico basado en algoritmos, big data e inteligencia artificial.
Según The World Economic Forum, como resultado de esta revolución tecnológica, para el año 2050, unos 85 millones de empleos desaparecerán, pero se crearán otros 97 millones de nuevos puestos de trabajo.
Frente a esta realidad, no podemos permanecer indiferentes. El sistema educativo va a cambiar. Será totalmente diferente. Para 2036, las instituciones educativas habrán cambiado por completo. Las evaluaciones serán distintas. Se medirá el nivel de comprensión y competencia a partir del uso de la tecnología.
¿Qué están haciendo los países desarrollados frente a esta nueva realidad? Singapur está promoviendo un enfoque pluricultural desde la escuela primaria. Estimula el desarrollo de competencias blandas, emocionales y tecnológicas para fomentar la productividad, la creatividad y la innovación entre los estudiantes. Esto les permite tener mano de obra calificada para la industria, el comercio, las finanzas y la tecnología, sus principales ejes de desarrollo.
Estados Unidos se ha propuesto atraer y retener a los mejores y más brillantes talentos del mundo. Actualmente, un millón de estudiantes extranjeros estudian en universidades estadounidenses. Más del 50 % proviene de solo tres países: China, India y Corea del Sur. Una cuarta parte de las empresas de más de mil millones de dólares en este país fueron fundadas por personas que llegaron como estudiantes internacionales.
¿Y en el Perú, cómo vamos? De los más de 55,000 colegios que tenemos, menos de 5,000 tienen su infraestructura en condiciones óptimas. El 93% de nuestras escuelas necesita intervención. La prueba PISA indica que en Matemática apenas el 33.8 % de los estudiantes evaluados alcanzó, al menos, el nivel 2, es decir, lo mínimo esperado para esa competencia. En Ciencia fue el 47 % y en Comprensión lectora el 49 %. En los tres casos se obtuvieron puntajes inferiores al promedio de los países de la OCDE.
Para empezar a cambiar este panorama, necesitamos, en primer lugar, enfrentar la anemia infantil que afecta al 43 % de los niños entre 6 y 36 meses. Debemos fortalecer la educación preescolar incorporando una política nutricional en todo el país. La alimentación nutritiva es la base de un futuro desarrollo cognitivo. Nunca más un niño debe ir al colegio sin desayunar.
A los profesores y estudiantes hay que prepararlos para la revolución digital. Para ello, la educación debe desarrollar, fortalecer y ampliar no solo los conocimientos, sino también la solución de problemas, el trabajo en equipo, el pensamiento crítico, la creatividad, la inteligencia emocional y la habilidad comunicacional.
Promover una educación emprendedora, tecnológica y con valores. Reforzar los conocimientos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería, matemática) y fortalecer los procesos teórico-prácticos en los estudiantes. Lograr la conexión a internet al 100 % en todas las instituciones educativas.
El factor tecnológico nos obliga a reformular las metodologías de enseñanza. El profesor es clave en este nuevo modelo. Con capacitación constante y evaluaciones meritocráticas, el maestro será más que alguien que enseña, será un tutor que guía a los alumnos y los inspira.
El Perú requiere una reforma profunda en la educación, que incluya nuevas tecnologías, formación en valores, conciencia democrática, respeto, tolerancia y adaptabilidad al cambio, estableciendo estándares básicos de calidad para todo el sistema educativo.
* Ex primer vicepresidente del Perú.