Reflexiones en torno al CADE Salud 2025
  • 03 de junio 2025

Escribe: Raúl Diez Canseco Terry *

 

Cuando hablamos de salud en el Perú, hay buenas, malas y también terribles noticias. Empecemos por las buenas. En las últimas cuatro décadas, se han logrado mejoras importantes. La esperanza de vida ha crecido en más de 13 años desde 1980. La mortalidad infantil se ha reducido de 83 a solo 11 muertes por cada mil nacidos vivos. La mortalidad materna se ha reducido a la mitad en los últimos veinte años.

Estos avances son producto del esfuerzo colectivo y de reformas clave, como la Ley Marco de Aseguramiento Universal en Salud, promulgada en 2009. Gracias a ello, la cobertura del seguro de salud pasó del 61 % al 97 % en apenas 14 años. Un rol esencial ha cumplido el Seguro Integral de Salud (SIS), creado cuando ejercimos responsabilidades de gobierno, que ha protegido a millones de compatriotas en situación de vulnerabilidad.

Sin embargo, como se evidenció en el CADE Salud 2025, estos logros no son suficientes. El reciente informe del INEI muestra una realidad preocupante: el 43 % de los niños menores de seis años vive en condiciones de pobreza. Además, en los últimos cinco años, la anemia aumentó en 19 regiones. Este es un dato alarmante, ya que está comprobado científicamente que en esa etapa de la vida se desarrollan las capacidades cognitivas.

Si subimos en edad, vemos que el 39 % de los niños de 6 a 11 años y el 37 % de los adolescentes de 12 a 17 años también viven en pobreza. La situación es crítica: la pobreza está profundamente instalada entre los jóvenes del Perú, los futuros votantes y líderes del país.

Peor aún, el INEI revela que el 38 % de los jóvenes entre 15 y 29 años no estudia. Esto significa que casi el 40 % de nuestra juventud es pobre y está fuera del sistema educativo, lo que los hace más vulnerables a enfermedades, exclusión y precariedad.

¿Y así aspiramos a ingresar a la OCDE? Si realmente queremos acercarnos a los estándares de los países desarrollados, debemos emprender una reforma profunda de nuestro sistema de salud, con decisión, inteligencia y urgencia.

Hoy enfrentamos un sistema sanitario fragmentado y desigual, con subsistemas que no se comunican y brechas marcadas entre lo urbano y lo rural. En regiones como Puno, el 40 % de la población declara tener necesidades médicas no atendidas, casi el doble que en Lima.

Entonces, ¿cómo construir un sistema de salud más justo y eficiente? La OCDE nos propone un camino claro:

  • Integrar los servicios del SIS y EsSalud para evitar duplicidades.
  • Unificar los planes esenciales de aseguramiento.
  • Invertir en infraestructura, prevención, redes primarias y talento humano.
  • Mejorar la eficiencia del gasto público. En salud, gastar bien puede salvar vidas.

No todo depende del Estado. Necesitamos alianzas público-privadas sólidas, universidades comprometidas, ciudadanía vigilante y una comunidad médica que impulse la innovación.

Desde la academia, reafirmamos nuestro compromiso con el país. La salud es el cimiento del desarrollo sostenible. Detrás de cada cifra hay una vida que merece ser cuidada con dignidad.

 

* Ex primer vicepresidente del Perú.

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