Escribe: Raúl Diez Canseco Terry *
La CADE 2023 coincide con una de las etapas más difíciles en términos económicos y financieros que ha atravesado el país en los últimos años. Aceptada la recesión técnica, este año cerraremos con un crecimiento del PBI de 0 % o menos.
Hemos tocado fondo, lo que significa que el próximo año, debido al efecto rebote, de todas maneras, debemos comenzar a crecer. Sin embargo, como bien sabemos los economistas, antes de que vuelvan a funcionar los motores de la economía, es necesario creer.
Y creer es volver a recuperar la confianza. A lo largo del siglo, hemos sorteado más de una docena de etapas de decrecimiento económico. En la mayoría de las ocasiones, la explicación radica en factores exógenos y descuidos endógenos.
Esta vez, los conflictos sociales y los fenómenos naturales nos han pasado factura. Según cálculos del MEF, la conflictividad social generó pérdidas por 4,000 millones de soles; el ciclón Yaku y el fenómeno El Niño costaron 4,200 millones de soles; la falta de apertura de la primera temporada de pesca de anchoveta significó otros 3,000 millones de soles, y el déficit hídrico, 700 millones de soles.
En total, estas pérdidas representan el 1.2 % del PBI. De estos factores –conflictos y fenómenos naturales–, el primero lo podemos controlar. La paz social es una condición necesaria para volver a encaminar el crecimiento económico del país a niveles que nos permitan disminuir las brechas e inequidades sociales.
Solo cabe esperar que el paquete de medidas del Ejecutivo, “Plan Unidos”, inicie el despegue del fondo en que nos encontramos. Hay 15 mil millones de soles que se inyectarán en forma de crédito a sectores como agroexportación, manufactura y turismo.
Hay también iniciativas novedosas, como los 100 millones de soles destinados a las micro y pequeñas empresas, sin devolución de por medio, que evita cortar la cadena de pagos y cuenta con un programa de capacitación para ayudar a los emprendedores a reinsertarse en la actividad económica.
El programa de Obras por Impuestos, que permitió a empresas privadas intervenir directamente en la construcción de colegios, postas médicas e infraestructura vial, se ha ampliado ahora a una nueva modalidad de Servicios por Impuestos. Esto permitirá apoyar servicios de salud, educación y otros, a cuenta de los impuestos que las empresas aportan al fisco.
Hace diez años, en este mismo escenario de Urubamba, Michel Porter nos dijo que, para tener éxito, el crecimiento de un país debía ser inclusivo. Esto requería una visión consensuada entre el sector público y privado, donde el rumbo económico se mantuviera a pesar de los cambios transitorios y democráticos de los gobiernos.
En el Perú, tuvimos un bache en la primera etapa del presente gobierno. Nos costó lo que ahora padecemos y ya lo entendimos. Las señales actuales indican que hemos retomado el rumbo, el mismo recomendado por el World Economic Forum, que nos impele a mejorar nuestra competitividad como país, con un buen funcionamiento de las instituciones públicas y privadas, desarrollo de infraestructura, un entorno macroeconómico estable y una fuerza laboral saludable y productiva.
CADE 2023, es una oportunidad ineludible para que los empresarios inspiremos a los jóvenes a entender que su presente y futuro está en sus propias manos. El motor de la reactivación económica está en hacer de la educación una política de Estado que, sin dudar ni detenerse, nos llevará más temprano que tarde a ser un país próspero.
Hace más de 20 años, los peruanos nos unimos para integrar comercialmente al Perú con el mundo. Hoy, la educación debe consolidar esos puentes con el mundo. Debemos dar el salto a una fase de desarrollo basada en la innovación y la calidad educativa. Ese es el reto del momento y es como debe leerse el lema de esta CADE 2023: “Volver a creer, volver a crecer”. Creer y crecer con educación inclusiva e innovación.
* Ex primer vicepresidente del Perú.